martes, 2 de diciembre de 2008

Un largo paseo.



Y me quedaba tan solo un largo paseo a la luz de la luna y al cobijo del frío. ¿Sabéis que? Por desgracia me he dado cuenta, quizás tarde, quizás a tiempo, pero apareció una caja en las manos de una jovencita, y al abrirla apareció un juguete, con el que le gustaba mucho jugar, y hablarle, le gustaba poder abrazar a su peluche antes de dormir, poder dejar sus lágrimas en su hombro de trapo. Quiso enseñar al mundo entero su juguetito, y monto un teatro de marionetas, a su peluche le puso cordones de lana para poder agarrarlo, y su función quedo preciosa, muy bien preparada, pero llego un día en el que una tijera, que representaba al miedo y a la incertidumbre, corto los agarres de los títeres, y todos cayeron al suelo, y durante un tiempo volvió a coser sus peluches y creo de nuevo sus marionetas. Al poco tiempo una de las felices marionetas se dio cuenta de que al abrir la caja la muchachita, había traído mil problemas a su vida, que no auguraban felicidad ni soluciones a su vida, sino mas bien problemas y transtornos, así pues, esa marioneta, ha decidido que lo mejor que puede hacer es encerrarse en el baúl de los titiriteros, escondido entre ropas viejas y recuerdos, pues recuerdos es lo que quedaran, y poco mas, porque la gente suele recordar los malos momentos por cortos que sean, por encima de todo el bien que hayamos hecho por muestro maestro titiritero.

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